lunes, 2 de enero de 2012

Fotografía


La fotografía consiste en recoger una imagen instantánea de un suceso real. Para ello es necesaria la utilización de una cámara fotográfica.
Cámaras fotográficas existen de dos tipos: Analógica y digital. La diferencia entre estas dos tipos de máquinas reside fundamentalmente en el sensor que capta la luz. En las analógicas el sensor es una película fotosensible y en las digitales es un sensor electrónico que es sensible a la luz.

Para poder  tomar fotografías con conocimiento es necesario conocer como es el proceso por el que una imagen pasa al sensor.
El desconocimiento de estos datos nos lleva a arriesgarnos a que un pequeño chip de la cámara decida por nosotros, es decir, pondremos la cámara en automático. Esto tiene dos defectos: el primero es que el automatismo aun no es capaz de compararse al cerebro humano y segundo que dejamos la elección del tipo de fotografía a un programa automático perdiendo la posibilidad de personalizar la fotografía.
Si no vemos inconvenientes a los defectos anteriores, no es necesario seguir leyendo.

Los sistemas ópticos no son perfectos y tienen fallos. El fallo más llamativo es que solo pueden crear una imagen virtual nítida a una distancia concreta del sistema óptico, todo lo demás no se reproducirá nítidamente. Sin embargo en un entorno de ese distancia la imagen virtual es prácticamente nítida. A ese entorno en el que el sistema consigue una imagen virtual nítida se le llama profundidad de campo.

Otro error de los sistemas ópticos es que cuanto mayor sea el diámetro de las lentes que lo componen, mayor serán las distorsiones producidas en la imagen virtual y menor será la profundidad de campo. De esto se deduce que un sistema óptico de poco diámetro realizará imágenes más realistas y con mayor profundidad de campo. ¿Porque entonces en las cámaras más caras y  teóricamente mejores los objetivos tienen mayor diámetro?
La respuesta reside en que cuanto menor sea el diámetro del sistema óptico menos luz pasará a su través y más difícil será detectarla con el sensor o película.

ENFOQUE

Los objetivos, que a partir de este momento es el nombre que pondremos a los sistemas ópticos, son capaces de variar las distancias de sus lentes internas para conseguir que la distancia de “enfoque” varíe y poder crear imágenes nítidas a diversas distancias. Por lo que podremos usar un solo objetivo para enfocar todas las distancias (hay siempre una distancia mínima de enfoque, a menor distancia no será posible el enfoque) simplemente variando las distancias de las lentes. Esto se consigue simplemente girando un dispositivo del objetivo.

DIAFRAGMA

Los objetivos tienen un diámetro efectivo por el que pasa la luz, que depende del diámetro de sus lentes. Cuanto más pequeño es ese diámetro más realista y con mayor profundidad de campo obtendremos la imagen virtual.
Para poder conseguir que un mismo objetivo varíe ese diámetro efectivo, se usa el diafragma que lo que hace es reducir el diámetro efectivo mediante una máscara que se va reduciendo, como vemos en la figura.


Esta forma de regular la luz tiene el inconveniente de que cuanto menor sea el diafragma, mayor es la profundidad de campo pero menor es la cantidad de luz que llega al sensor.

EXPOSICIÓN/OBTURADOR

Además del diafragma que consigue que llegue más o menos luz al sensor (electrónico o película), hay otra forma de variar la cantidad de luz. Mediante el llamado obturador que  varia el tiempo que el sensor esta recibiendo luz, a este tiempo se le llama exposición. Esto tiene un problema: cuanto más tiempo dejemos que el sensor reciba luz, más probable es que la imagen real haya variado, porque la imagen se haya movido o porque la cámara se haya movido en la mano del fotógrafo, y esto puede no tener importancia si fotografiamos con la cámara sujeta en un trípode y lo que fotografiamos es un objeto inmóvil pero en general es un problema si el tiempo de exposición es demasiado grande.

Vemos que tenemos dos maneras de regular la cantidad de luz aquí llega al sensor pero las dos tienen inconvenientes.

El obturador en las cámaras analógicas se conseguía mediante una cortinilla que se descorría solo el tiempo necesario.
En las digitales lo que controlamos es el tiempo en que los sensores digitales están activos para recibir luz.

SENSIBILIDAD DEL SENSOR

Esta es  la capacidad del detector de sentir más o menos luz.
En las películas de las cámaras analógicas esto se conseguía poniendo en la película partículas fotosensibles más grandes, por lo que el número de partículas fotosensibles de la película disminuía.
En las cámaras digitales el número de puntos sensibles se llaman pixeles y son fijos para cada cámara. y cuantos más mejor. La sensibilidad es por tanto fija pero podemos ampliar la señal recibida por estos pixeles con un consiguiente pérdida de nitidez, por lo que es parecido a lo que pasaba en la fotografía analógica (aunque hay diferencias que  ahora no voy a comentar).



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